MPESO y el efecto fantasma

 

Desde que se anunció que una empresa privada iba a captar y administrar los pasajes de toda Nicaragua, porque al ser Managua, el centro de operaciones comerciales y financiero, todos los habitantes del resto del país por obligación deben acudir a la capital, también les afecta la implementación de un sistema de pago de pasaje de todas las rutas del transporte colectivo urbano.-

   La concebida metodología de pago, no era ni más ni menos, que - como siempre lo que hacemos quienes viajamos fuera del país y vemos algo que nos parece novedoso - sustituir el dinero en monedas y billetes por una tarjeta plástica conocida como TUC.  Este nuevo medio de pago plástico en primer lugar se anunció violentamente como una forma de modernizar y restituir derechos a los usuarios, y hasta el día de hoy ninguna de las dos cosas han sido demostradas.


   La empresa desconocida en ese entonces MPESO, al mando de uno de los hijos del ex Ministro de Hacienda y ex canciller de la república, Eduardo Montealegre, con la venia del gobierno, a través de la Alcaldía de Managua, y del Irtramma, ambos responsables de la prestación del servicio público de transporte, solicitaba encarecidamente a todos los peticionarios de las tarjetas, que debían presentar su cédula de identidad además de completar información referida al ámbito privado, familiar y laboral. Esto levanto revuelo, y por primera vez, se dio marcha atrás a ese absurdo; es decir, que con la justificación de entregar las tarjetas, los usuarios debían entregar datos valiosos de dónde laboraban, cuánto ganaban y además de sus filiaciones políticas, y si algún familiar laboraba para el Estado, entre otras cosas.


                                           
   Quienes avalan a Mpeso - obviamente funcionarios del gobierno - señalan que en todas partes del mundo se utiliza este sistema, sin apuntar que para que esos países la implementaran hubo estudio de mercado y factibilidad, y una correspondiente enseñanza a los usuarios sobre su uso con más tiempo del que se requirió en Nicaragua. Además, en esas naciones el uso de las monedas y billetes no fue prohibido sino que era alternativo la utilización de la tarjeta, así que mucha de la información brindada por Mpeso y el Irtramma no era completamente cierto.

   La imposición de estas tarjetas, han desordenado no solo las finanzas familiares sino la aceptación por parte de la población. Largas filas para conseguir las tarjetas en pocos puntos abiertos para tal efecto, así como problemas del reconocimiento de las tarjetas en los validadores de los autobuses para aceptar el pasaje, fueron los primeros problemas que se asomaron, seguidos de los problemas de recargas de las tarjetas por razones como: 1. Los vendedores de las recargas no ven negocio obtener ocho córdobas por cada mil córdobas de recargas, y 2. Los montos recargados no se reflejaban a la hora del pago en las rutas, sea porque marcaba error - no tenía recarga - o simplemente el saldo era diferente al monto recargado.

   Cualquier aplicación de un nuevo sistema informático o automatizado conlleva errores, pero los mismos ocurren durante el proceso de evaluación y no durante la definitiva implementación en el 100% de las rutas. De esa forma se acordó dejar autobuses con pago mixto - tanto dinero como tarjeta - como rutas que aceptan únicamente la tarjeta TUC. Sin embargo, la población - dueña de la última palabra - no aprueba tal situación y por ello hay autobuses que continúan casi vacíos aún cuando llevan edecanes que informan al usuario sobre el correcto uso de las tarjetas.

   Si bien es cierto que se indica que los dueños del transporte fueron quienes solicitaron la intervención de Mpeso, y así le llaman un negocio privado, no se puede negar que la prestación del servicio público le corresponde al Estado, por medio del Ministerio de Transporte, la Alcaldía y el Irtramma, y por tanto la supervisión a los transportista es una obligación, por la que no pueden mirar hacia otro lado.


   Aunque muchos transportista - por temor a represalias -han señalado su inconformidad con el nuevo sistema, el gobierno municipal guarda silencio y los opositores advierten que es ilegal el sistema porque violenta la ley orgánica del Banco Central, que señala que la moneda corriente de Nicaragua, el córdoba debe ser aceptado como medio de pago y no puede ser reemplazada por ninguna otra forma, en este caso las tarjetas TUC, y como señalan otros, la Constitución Política, mandata que el Estado debe velar por el correcto acceso de la población al transporte público.

   Finalmente, se trate de una cuestión solapada del gobierno, para garantizar que los dueños de los autobuses cancelen los préstamos por la compra de las nuevas unidades y de esa forma Mpeso, tendría la función de un cobrador a servicio del gobierno, o que más bien es un negocio millonario - por la recaudación hacia más de 400 mil usuarios a  diario - que agrupanl a empresarios y funcionarios públicos, la verdad no se hará esperar en la forma como se mal informa al pueblo y las molestias que la imposición simplemente logra sin el debido consenso.

   Modernizar no es sinónimo de avance si se impone un sistema, por más práctico que se venda a los usuarios. La costumbre del uso de monedas por años, no puede ser cercenada en segundos porque si, sino porque debe ser paulatino y siempre permitiendo tanto una alternativa como la otra para que al final es la población con su derecho a la libre elección quien terminara dando su última palabra, porque sino, Mpeso podría desaparecer como los cientos de usuarios que ya no utilizan las unidades exclusivas con la tarjeta TUC, provocando la invisibilidad de toda una operación y de buenos deseos, conocido como el efecto fantasma.

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